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Nuestros antepasados dieron el nacimiento de esta creación genuina y
auténtica, dónde invade el amor, respeto y admiración por los nuestros, fue y
sigue siendo una celebración de vida, la leyenda de Mictlán nos describe un
poco lo que la muerte significaba para la mayoría de las civilizaciones,
primeramente era total alegría, transcendencia y la gran oportunidad de regresar
al lugar de donde venimos, dónde el espíritu vivé por toda la eternidad, aunque el
cuerpo no exista ya más.
Tal vez conforme han pasado los años se ha perdido en cierta parte el
deseo de seguir efectuando está tradición, sin embargo considero que nuestras
raíces siempre reconocerán nuestros orígenes verdaderos, teniendo siempre en
nosotros secuelas de lo qué existió y existirá siempre… en nuestro pasado,
presente, y futuro.
Cómo futura licenciada en Desarrollo Humano mi punto de vista personal
es qué creo que es sumamente primordial, el conocer y sobre todo reconocer,
cuáles son las tradiciones que realmente pertenecen a nuestro país, sentir un
orgullo y sentimiento pleno de ellas, puesto que en la actualidad muchas veces
se llega a tener pensamientos un tanto ambiguos o erróneos, y llegamos hasta el
punto que reconocemos con mayor entusiasmo costumbres y tradiciones que no
forman parte de nuestra autenticidad, existiendo así, mucha controversia, y
perdida de lo nuestro. En cambio, si nos diéramos la oportunidad de indagar en lo
admirable que es cada una de nuestras tradiciones, podrían perdurar, siendo una
herencia que seguiría conservándose por muchos años más.
Finalmente consideró que el tener un sentido de pertenencia y arraigo, a lo
que nos vuelve parte de cualquier cosa, en este caso a un patrimonio cultural
siempre traerá consigo una identidad legítima, real, y genuina. Logrando tener
en cada uno de nosotros un latido de lo que esencialmente somos y seremos
siempre.
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